domingo, 30 de enero de 2011

Para reflexionar

Lo que todos deseamos:

Todos deseamos una palabra de aliento cuando las cosas no han ido bien,
y comprensión de los demás cuando, a pesar de la buena voluntad, nos hemos vuelto a equivocar;
y que se fijen en lo positivo más que en los defectos;
y que haya un tono de cordialidad en el lugar donde trabajamos o al llegan a casa;
y que se nos exija en nuestro trabajo, pero de buenas maneras;
y que nadie hable mal a nuestras espaldas; y que haya alguien que nos defienda cuando se nos critica y no estamos presentes; y que se preocupen de verdad por nosotros cuando estamos enfermos;
y que se nos haga la corrección fraterna de las cosas que hacemos mal, en vez de comentarlas con otros;
y que recen por nosotros
y...
Estas son las cosas que, con humildad y espíritu de servicio, hemos de hacer por los demás. Discite benefacere. Si nos comportamos así, entonces: Aunque vuestros pecados fueran como la grana, quedarán blancos como la nieve. Aunque fueren rojos como la púrpura quedarán como la blanca lana. Is 1,18.

Lo que todos debemos cambiar: la soberbia

Por el orgullo buscamos la superioridad ante los demás.
La soberbia consiste en el desordenado amor de la propia excelencia. -Santo Tomás.
La soberbia es la afirmación aberrante del propio yo.
El hombre humilde, cuando localiza algo malo en su vida puede corregirlo, aunque le duela. El soberbio al no aceptar , o no ver, ese defecto no puede corregirlo, y se queda con él. El soberbio no se conoce o se conoce mal.

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